AL ROJO VIVO EN LA SECTA
Me llamaron al orden en la asamblea
por mis versos profanos e indecorosos,
y una anciana -por cierto, bastante fea-
los tachó de perversos y de asquerosos.
Compungida ante todos bajé la frente,
encogida en la silla y avergonzada,
al sentirme tan zorra y tan indecente
y al saber que merezco ser castigada.
Un maestro maduro -aunque guapote-,
recto, firme, inflexible, pero un bombón,
afirmo que merezco más de un azote
que me hiciera recuperar la razón.
Me llevó hasta otro cuarto, sin más testigo
que su fusta larguísima y redentora,
y en mi culo desnudo dejó el castigo
que merece esta perra tan pecadora.
Me agarré la faldita por la cintura,
me quité las braguitas, abrí mis piernas,
y sentí, sollozando, su fusta dura
golpeando impasible mis carnes tiernas.
¡Ojalá Dios acepte este correctivo
que ha dejado mis nalgas al rojo vivo!
Jessy
No hay comentarios:
Publicar un comentario